De acuerdo con la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, un estilo de vida saludable mejora la sensación de bienestar de las personas y disminuye el riesgo de enfermar.
- Cuida lo que comes
Una buena alimentación nos asegura tener nuestro organismo en nivel óptimo de salud. Consume a menudo verduras, frutas y cereales integrales; procura que la leche y sus derivados sean semidesnatados; cocina al vapor, al horno o a la plancha y usa aceite de oliva; alterna durante la semana legumbres, pescados, aves y huevos, y a su vez, reduce el consumo de carnes rojas. Y, sobre todo, evita los dulces, la pastelería y bollería industrial, así como los rebozados, las empanadas y los fritos.
2. Duerme bien
Un sueño adecuado es una de las fórmulas más importantes para mejorar nuestra calidad de vida. Ten en cuenta que si no descansas lo suficiente y bien, a la larga puede acarrearte trastornos físicos y mentales. Por ello, intenta que el reposo nocturno dure al menos 7-8 horas al día.
3. Despídete de los hábitos tóxicos
Un consumo excesivo de alcohol puede pasarnos factura, además, el es el causante de la mayoría de accidentes de tráfico, por lo que es mejor no arriesgar. Por otro lado, dejar de fumarte traerá enormes beneficios, pero requiere de un esfuerzo por tu parte. Si has intentado dejarlo y no lo has conseguido, no te desanimes, pide ayuda a tu médico y apóyate en tus familiares y/o amigos.
4. Actívate ya
Realiza ejercicio físico diario o al menos media hora 3 veces por semana. Si ahora no practicas ninguna actividad física, empieza por tareas cotidianas, como subir escaleras, hacer labores de jardinería o caminar siempre que sea posible. No sólo fortalecerás los huesos, sino que mejorarás tu masa muscular, tu circulación y tu capacidad pulmonar y, encima, liberarás serotonina lo que te hará sentir más a gusto contigo mismo. Recuerda que el ejercicio junto a una alimentación equilibrada, te ayudarán a mantener un peso saludable.
5. Desconecta de vez en cuando
Trata de evitar el estrés, planifica con tiempo tus quehaceres y hazlos sin prisa, pero sin pausa. Tu corazón te lo agradecerá. Las técnicas de relajación mediante la respiración pueden ayudarte a calmar la mente: inspira y expira aire por la nariz de forma lenta y profunda durante unos minutos.